Filomena Arias “..Probablemente la más importante curandera de Galicia”
Ya en otras ocasiones hicimos mención
a las distintas publicaciones que han dedicado atención a Filomena Arias y
todos en Torbeo conocemos y valoramos la importancia que en el pasado siglo
tuvo esta “curandeira” por sus “obras y
milagros”, pero también como excelente
difusora del nombre de nuestro
pueblo, no en vano es reconocida por muchos estudiosos del tema como “probablemente la más
importante curandera de Galicia”.
En esta ocasión retomamos el tema para hacer mención a ANTON PATIÑO REGUEIRA (ya fallecido) cuyo empeño por estudiar y dar a conocer a esta “sabia” y por ende a Torbeo no le fue nunca suficientemente reconocido. También reproducimos integro el articulo que en el año 2000 publico Ángel Arnaiz recogiendo información de primera mano que le suministraron David (nieto de Filomena) y algunos vecinos mas del pueblo.
Dejamos para otro momento la publicación también de varias entrevistas que sobre Filomena le hicieron a la siempre recordada Sra. Ubalda quien conocia y relataba con admirable detalle los últimos años de la “bruxa”.
En esta ocasión retomamos el tema para hacer mención a ANTON PATIÑO REGUEIRA (ya fallecido) cuyo empeño por estudiar y dar a conocer a esta “sabia” y por ende a Torbeo no le fue nunca suficientemente reconocido. También reproducimos integro el articulo que en el año 2000 publico Ángel Arnaiz recogiendo información de primera mano que le suministraron David (nieto de Filomena) y algunos vecinos mas del pueblo.
Dejamos para otro momento la publicación también de varias entrevistas que sobre Filomena le hicieron a la siempre recordada Sra. Ubalda quien conocia y relataba con admirable detalle los últimos años de la “bruxa”.
FILOMENA ARIAS, "A Meiga de Torbeo"
ANGEL ARNAIZ GONZÁLEZ - Monforte de Lemos
Cuando se quiere estudiar algo
relacionado con las creencias, tradiciones, supersticiones o cualquier otra
manifestación de la cultura popular de Galicia, es necesario tener en cuenta un
factor determinante: el de que Galicia es un "finisterre", tal como
afirma el etnógrafo Joaquín Lorenzo Fernández.
En el terreno de lo espiritual, es
preciso tener en cuenta que todo cuanto el pueblo cree y cuenta tiene un fondo
histórico y real. No siempre podemos llegar a saber cuál es éste, pero es
innegable que el pueblo no inventa nada. Se limita, ante el hecho real y en el
transcurso del tiempo, ha ido adornando, completándolo, dándole carácter
literario, popularizándolo, hasta el extremo de ocultar, casi por completo, el
fondo que le dió origen, pero siempre con base en hechos y sucesos reales.
Esta transformación llega a ser de
tal magnitud que se suele perder lo real quedando solamente lo fantástico; de
ahí la dificultad de aprovechar estos datos de forma científica, pero no por
ello son menos valiosos para el conocimiento de un pueblo, de sus creencias y
supersticiones, de sus tradiciones, en definitiva de su cultura popular.
Filomena Arias Armesto, conocida
popularmente como "a meiga de Torbeo", fue un singular caso de
curanderismo y adivinación en la
Galicia profunda de finales del siglo pasado y principios del
actual. Su fama fue tal que, a Torbeo, pequeña aldea del municipio lucense de
Ribas de Sil, acudían gentes de toda la geografía gallega, León, Ponferrada y
Asturias, en busca de sus milagrosos remedios y de sus visiones.
Personas que siendo niñas la
conocieron y que todavía recuerdan vivamente los ataques que le daban a
Filomena, “el mal” que la transformaba, fueron las que nos proporcionaron los
datos que sirven de base a estas líneas,
que no pretenden ser otra cosa que un pequeño homenaje a esta
"sabia", posiblemente la última de una saga de singulares personajes
que, conocidos como "bruxas" o "vedoreiras", fueron durante
siglos punto de referencia de muchas gentes desesperadas y enfermas en las
tierras del sur lucense de Lemos y Quiroga. El antecedente documentado de
Filomena Arias quizá esté en Magdalena das Pereiras, alias la "vedoreira
de Canide", condenada por bruja en Monforte en 1646.
Torbeo,
localidad natal de Filomena Arias, es una pequeña aldea enclavada en el
municipio de Ribas de Sil. Torbeo es una tierra alta, de robles, castaños y
vides, que mira al rio Sil, el viejo y aurífero cauce fluvial que explotaron
los romanos.
En
Torbeo, donde todavía vive el nieto de Filomena, David Arias, sesenta años
después de la muerte
de esta "bruxa", casi todos los vecinos de cierta edad cuentan
historias y hechos fantásticos atribuidos a la "meiga". Todos tienen
su base real, pero con el paso del tiempo, muchos de ellos se han ido transformando,
popularizándose, hasta tal punto que dudamos respondan a lo que en realidad
sucedió en su momento.
Filomena
Arias nació en la década de 1870 en Torbeo y murió en abril de 1938, en
Salgueiros, lugar perteneciente a la aldea de Vilachá, en el municipio de Pobra
do Brollón. Aquí, en la denominada "Casa do Garrido", vieja, cansada,
enferma, desahuciada y pidiendo limosna, fue acogida por Ana González, que la
atendió los dos últimos años de su vida. De Vilachá fue trasladada, en una
camioneta, a la localidad de Rairos donde se le practicó la autopsia y fue
enterrada. El dictamen médico certificó su óbito por edema pulmonar e
insuficiencia cardiaca.
La
singular historia de la "meiga" comenzó una tarde, de un día
tranquilo en la serena aldea de Torbeo. Filomena, una joven normal y dispuesta,
participaba con otras mujeres del pueblo en un "fiadoiro", casa en
la que se reunían para coser. En un descanso de la faena, salió a beber a la
fuente de Cruz do Barrio, próxima a la casa en la que las mujeres desarrollaban
su tarea.
Según
testigos presenciales, cuando regresó de la fuente a la labor, Filomena ya no
era la misma. Entró ladrando en el "fiadoiro" y, presa de fuertes
convulsiones, comenzó a golpearse la cabeza contra las paredes. Sus compañeras
tuvieron que sujetarla hasta que se le pasó el ataque y se calmó.
De
acuerdo con la versión de una vecina octogenaria de Torbeo, cuya madre vivió
este extraordinario suceso, desde entonces Filomena quedó poseída por varios
espíritus y periódicamente, por pequeños espacios de tiempo, caía en un trance
que le permitía ejercer sus artes adivinatorias y de curación.
Filomena,
según nuestra informante, rondaría los treinta años cuando fue supuestamente
poseída en el extraño suceso de la fuente de Cruz do Barrio.
En tiempos de religiosidad, en los
que se atribuían al diablo todos estos hechos, los vecinos la llevaron al
párroco para que le practicase un exorcismo y expulsara a los espíritus de su
cuerpo.
Siempre
según la versión de nuestros informantes, vecinos de Torbeo, incluido su nieto,
el exorcismo se llevó a cabo y el ritual tuvo lugar en las inmediaciones del
templo parroquia1, puesto que Filomena, desde su "posesión", se
resistía a pisar la iglesia y demostraba clara aversión por el clero.
Sujeta
por vecinos de la aldea, el sacerdote llevó a cabo el rito del exorcismo y, de
acuerdo con nuestra testigo, el párroco logró sacar del cuerpo de Filomena dos
de los cinco espíritus que tenía. Al parecer, esos miasmas, salieron por su
boca en forma de perro. Los otros tres se quedaron en su cuerpo, "puesto
que sólo podían salir por los ojos y de hacerlo, Filomena se quedaría
ciega", afirma nuestra informadora.
Estos
entes fueron, según aseguran 1os vecinos, los que la hacían caer en trance y le
facilitaban sus dotes adivinatorias y artes curativas. .
David Arias, nieto de la famosa
"meiga de Torbeo", a sus 72 años, sigue viviendo en la aldea en la
que vio la luz su abuela. David todavía recuerda el miedo que pasaba de niño
cuando le daban los ataques a su abuela que la transformaban en la
"sabia" que daba respuesta a todo tipo de consultas y que recetaba
pócimas "milagrosas" para cualquier enfermedad.
David,
hombre afable y de charla pausada, cuenta que su abuela era analfabeta y que
siempre hablaba en gallego. Sin embargo, cuando le daba el ataque, cuando le
venía "el mal" como dice David, se transformaba por completo y
hablaba un perfecto castellano.
Asegura
su nieto que "el mal" le daba, más o menos, cada 24 horas y el trance
en que caía Filomena duraba un par de horas. Recuerda David que las
convulsiones era la señal del inicio de la transformación. Una vez que cesaban, repetía
la palabra "chavaras" varias veces, lo que quería decir que las consultas
podían comenzar.
David
todavía recuerda casos que solucionó su abuela. Entre los más llamativos relata
el de un padre que acudió a la "meiga" con su hijo enfermo de
ictericia y entre los ingredientes de la receta de Filomena figuraba polvo de
hueso humano.
Pero
quizás, la adivinación fuese su don más preciado. Cuenta su nieto que muchos de
los que venían a consultarle, antes de que hablasen, ya les decía ella lo que
venían a preguntar.
La faceta visionaria de Filomena es la
que más recuerda la gente y la que más ha calado en el ámbito popular. Todas
las fuentes consultadas aseguran que sus vaticinios eran exactos, en la
práctica totalidad de los casos.
Sara
González, de 67 años, hija de la mujer que recogió a Filomena los últimos años
de su vida en Vilachá, asegura que a la "meiga" cuando le daban los
ataques comenzaba a ladrar y realmente se transformaba en otra persona, afirma
que su rostro se transfiguraba y hablaba a gritos. Añade Sara que a Dios le
llamaba "Manolón".
Filomena
Arias Armesto fue madre soltera de un solo hijo, Domingo. Tuvo como compañero
al vigués David Bascoy Iglesias, con el que convivió en Torbeo hasta que fue
desterrada a Monforte, allá por el año 36. En la capital de Lemos vivió algún
tiempo en la Plaza
de Os Chaos y acabó con sus huesos en Vilachá, Pobra do Brollón, donde fue
acogida, como ya apuntamos, en "Casa do Garrido", su última morada.
David Bascoy, según relató su nieto, por expresarlo de algún modo, era
el responsable del tinglado administrativo y económico que giraba en tomo a Filomena
en sus años de fama. Este vigués que, según parece, fue a ver a la
"bruxa" en busca de remedio, se quedó con ella. Él era el encargado
de escribir las recetas que dictaba Filomena en sus trances y también vendía
los milagrosos evangelios. Según el nieto de la "sabia de Torbeo", el
negocio que generaba Filomena fue, durante muchos años, de lo más floreciente y
además de las visitas que, a diario, recibían en Torbeo, la "meiga"
se desplazaba a las ferias de Quiroga, Sarria y Monforte, entre otras.
Sirvan estos apuntes de pequeño
homenaje a esas mujeres y hombres que de un modo u otro atesoraron un saber
popular que pusieron al servicio, desinteresado unos e interesado otros, de
aquella gente que le tocó vivir en una Galicia profunda y olvidada, que hoy
empieza a ver la luz. Filomena Arias, quizás, fue el último ejemplo, al menos
en la provincia de Lugo, de una estirpe de "sabias" que ya son
historia, parte de nuestra cultura tradicional.
Antón Patiño Regueira, librero, pintor y poeta
XOSÉ MANUEL PEREIRO (El Pais 08/07/2005)
Antón Patiño Regueira, que falleció el pasado miércoles en
Vigo y ayer fue enterrado en el cementerio de Monforte de Lemos (Lugo), era
oficialmente librero. Pero además de serlo (era propietario de Librouro, quizás
la librería gallega de referencia, fundó la Asociación de Libreros
de Galicia y promovió la Feria
del Libro en Vigo) fue una fuerza telúrica -o dionisiaca- de la naturaleza a la
hora de poner en marcha cualquier actividad cultural en el sentido más amplio
del término, personalmente o para ayudar a otros. "Antón Patiño Regueira,
librero y señor", lo describió el pintor Urbano Lugrís.
Nacido en A Coruña en 1919, Patiño se formó en las
sociedades libertarias y librepensadoras -Germinal, Resplandor en el abismo-
que florecieron en la ciudad gallega en los años anteriores a la Segunda República.
Exiliado a Buenos Aires en busca de oxígeno político y para poder casarse con la
que fue desde entonces su compañera, Munda Pérez Sobreira, allí se introdujo en
los círculos de intelectuales del galleguismo republicano (Luis Seoane, Eduardo
Blanco-Amor, Ramón Otero Pedrayo, Celso Emilio Ferreiro).
A su regreso a España, a mediados de los años sesenta,
trajo con él los prohibidos textos teóricos del nacionalismo y publicó por su
cuenta la edición de bolsillo del más relevante de todos ellos, Sempre en
Galiza, de Alfonso Daniel Castelao. Distribuyó desde Librouro todos estos
libros, junto con los de Ruedo Ibérico y cualquier edición antifranquista. Fue
también artífice del regreso a España de Eduardo Blanco-Amor y del éxito
editorial de su novela más conocida, A esmorga.
Pero la energía de Patiño Regueira no se agotaba en los
libros. Padre del pintor Antón Patiño, suegro de la pintora Menchu Lamas y tío
del también artista Reimundo Patiño, fue asimismo un aplicado paisajista
(firmaba sus obras Patiño o vello) y centró los últimos años de su vida
en la poesía: compuso más de doscientas elegías -que denominaba Prantos-
a sus amigos muertos. Fundó decenas de asociaciones micológicas por toda
Galicia; fue un destacado filatelista; empeñó tiempo y esfuerzos en organizar
encuentros de curanderos de Galicia y Portugal, y editó varios libros con las
experiencias relatadas en ellos.
Los últimos actos públicos en los que participó, el pasado
mes de abril, fueron las presentaciones en A Coruña y en Monforte de Lemos de
su libro Memorias de ferro (A Nosa Terra, 2005), un retrato de todos
aquellos compañeros de juventud librepensadora -a los que el llamaba los no
alzados- asesinados pese a que, como dejó escrito, "sólo estudiaban y
debatían para mejorar el mundo". Que fue lo que Patiño, que logró
sobrevivir, hizo.-
Libro publicado: Agarimo a Filomena de Torbeo. CONVÍVIO GALEGO-PORTUGUÉS
DE MENCIÑEIROS E CURANDEIROS (1.º . 2000. Torbeo (Ribas de Sil, Lugo))
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