Adega Entre Cantos, la mirada personal de Roberto Rodríguez en la Ribeira Sacra
Otro "Rodríguez" que pone el nombre de Torbeo en los medios, en esta ocasión en el mundo del vino.
Reproduzco a continuación la entrevista que publica www.vinetur.com
Roberto Rodríguez es un personaje bastante interesante. Un gourmand cuya pasión por el vino y la gastronomía le han llevado a montar su propia tienda delicatessen en Ourense primero y una bodega (Adega Entre Cantos) después.
Todo empieza allá por el 2017, cuando compra un viñedo en la Ribeira Sacra después de que falleciesen sus tíos, empezando así a elaborar vino con sus propias uvas (anteriormente ya había hecho sus pinitos vinificando en el Ribeiro).
Su bodega se encuentra en Rairos, a los pies de la orilla sur del Río Sil a su paso por las últimas curvas de la sub-zona de Quiroga. Este enclave era una antigua zona minera donde los Romanos extraían oro. Es aquí donde están tanto la bodega como Barcelas, su viñedo de 40 años que tuvo que recuperar durante algunos años porque había sido trabajado de manera bastante agresiva. A pesar de tener una buena capa de materia orgánica, la complejidad de suelos en este viñedo es espectacular ya que nos encontramos desde cantos rodados a arcillas, pizarras y cuarzo.
En 2018, se decidió a subir a Torbeo, su aldea natal (donde se crio hasta los 18 años), para plantar los viñedos a más altitud de la Ribeira Sacra. Torbeo está a tan sólo 15/20 minutos en coche, lo suficiente para ascender casi 500m, situándonos a 780m de altura sobre el nivel del mar. Si os acordáis del mirador desde el que empecé mi anterior reportaje, mirando al frente, podemos ver donde están esas nuevas plantaciones de Roberto:
Aquí los suelos son muy pobres en materia orgánica, entrando las raíces en contacto con la roca madre muy pronto (gneis, pizarra y cuarzo). Desde el 2018 viene plantando a pié bravo las diversas variedades con las que cuenta. En tintas están la Merenzao, la Zamarrica, la Caíño Longo y 4 clones diferentes de Bastardo (de Monterrei, de A Trave en Portugal, de Rumiada en Valdeorras y del Val do Bibei en la Ribeira Sacra) y, en blancas, cuenta con la Godello, la Branco Lexítimo, la Agudelo, la Caíño Branco, la Sercialinho, la Pinot Blanc (de Pierre Gerbais), la Savagnin, la Chardonnay y la Albariño.
Todo este universo plurivarietal es su apuesta personal, ya que es un fiel creyente de que todas las variedades se pueden complementar sin perder la esencia de las variedades asentadas en el territorio.
Roberto es un devoto de la biodinámica. No usa ningún tipo de sistémico en sus viñedos, prefiriendo el uso de bio-fertilizantes y bisulfito de magnesio. En el viñedo también planta leguminosas y deja que crezca la cobertura natural entre las vides. En bodega, ese mimo y cariño también se refleja en la forma de elaborar: todo arranca con fermentaciones espontáneas, si los vinos le hacen la maloláctica no le preocupa, no chaptaliza, tampoco hace correcciones de ningún tipo (aunque si es cierto que, al inicio, si que corregía la Mencía con algo de tartárico porque su acidez deja mucho que desear a veces) y trabaja con niveles de sulfuroso muy bajos.
También hace vinos en el Ribeiro porque es una zona que le gusta, sobre todo por la complejidad que adquieren sus tintos. A pesar de tener su presencia en dos de las regiones con más relevancia viticultural en Galicia, Roberto ha decidido no embotellar sus vinos bajo el sello de ninguna de las Denominaciones de Origen que regulan dichos territorios debido a la poca flexibilidad que sus Consejos Reguladores muestran para con quienes elaboran de forma tradicional y libre.
¿Cómo son sus vinos?
Todas las vinificaciones que hace arrancan y envejecen en madera, nueva y de segundo uso para los blancos, ya que estos pueden soportar mejor el que no se los coman los tostados; y maderas ya curtidas para los tintos, ya que sus variedades son más finas y, por lo tanto, más sensibles a embeberse de los matices que sueltan las barricas nuevas.