Onte choveu e hoxe non chegamos os vinte grados…o sol escondese.


Ayer,  a  última hora de la tarde, nos invadió el olor a hierba mojada, a humedad, una bienvenida  lluvia refrescaba el ambiente y hoy hemos tenido un día casi otoñal. El paseo diario a Filgueiro y a Torbeo  tuvimos que hacerlo con jersey. Las zonas a las que podemos ir andando se van reduciendo cada año, hay senderos y caminos ya intransitables, la maleza y el abandono los  van cerrando, antes lo hicieron muchas de las casas de nuestros vecinos  y hoy, al pasear por nuestras aldeas, ya son tan frecuentes las “ruinas” que a uno se le “cae el alma a los pies” recordando lo que fueron y ante tal panorama es inevitable añorar, y hasta llorar,  a los que ya no están, a quienes un día las habitaron…y seguro que tiene que ser así, o ¿podría haber sido de otra manera?.  
Los trabajos de desbroce y limpieza que años atrás se hacían por parte del concello se han suprimido, al menos en Torbeo. Menos mal que han limpiado los márgenes de la carretera. Los  cuidados “intensivos” se concentran en la “capital” y en la “playa fluvial”, parece que la crisis nos afecta en mayor medida a los del “extrarradio”…
Aun así no dejéis de venir; vivir en esta “montaña” tiene estas y otras servidumbres pero muchas más ventajas…hoy es casi un privilegio.






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